Monday, August 14, 2006

Lo nacional y lo global

¿De lo Nacional a lo Global?
Nacionalismo
Al nacionalismo se le reconoce como una ideología que privilegia la identidad de un grupo asentado en un territorio, a partir de la cual fundan sus aspiraciones. El natural apego al terruño, a la familia y demás allegados, recién encuentra esta expresión ideológica junto con la revolución industrial del siglo XIX, así como de los avances tecnológicos conexos, en que la caída del sistema feudal motiva a la conformación de estados a partir de la población identificada en un espacio, lengua, religión, historia y propósitos de seguir juntos. Esta decisión se traduce también en una forma distinta de organización política, basada anteriormente en la lealtad a la nobleza o a la religión. Asentado inicialmente en un nacionalismo político y cultural, se manifiesta con mayor firmeza en el nacionalismo económico (y sus consecuentes medidas de protección).
Estado nación
Pero la historia del nacionalismo ha sido diversa, y aún hay expresiones de la búsqueda de un Estado-nación. En este traslado de lealtades destaca el de Francia, dirigido a la patria después de la Revolución. Hay también casos de estados europeos que en su interior nunca consiguieron unificar su lengua, o religión. O del caso de Estados Unidos que se configura como Estado a partir del reconocimiento de la libertad individual, económica, religiosa y política. O el caso de Israel, cuya población unida por la religión, se reparte en casi todo el mundo.
En esa diversidad, el sentimiento nacional juega un papel importante en la vida de los pueblos. En sentido perverso como el del nacional socialismo germano. O sin pretensiones expansionistas como el caso de la Revolución de Mao, quien en su momento dejó de lado el carácter universal del marxismo en privilegio a la nación china. En otros ámbitos, el nacionalismo alentó la independencia de los pueblos de América, Asia y África.
La fuerza de los nacionalismos continúa, y como en el caso de Europa da origen a la conformación de nuevos estados, esgrimiendo como base la soberanía de los pueblos. Esta fuerza tiene una carga ideológica importante, que pese a ello, no conduce a único modelo de gobierno. Sin embargo en todas las experiencias es común que cada pueblo aspire a tomar sus propias decisiones, cuando menos en aspectos cruciales que afectan sus vidas.
Internacionalización y globalización
Los nacionalismos dieron lugar, o se constituyeron en ingredientes para fomentar medidas que finalmente buscarán de reemplazarlos. Ubicados en la lista de las razones de las dos guerras mundiales, sentaron las bases para la Liga de las Naciones primero, y de la Organización de las Naciones Unidas, después. E incluso de la propia Unión Europea.
Y en ese periodo conocido como internacionalización, en donde se ejerce la representatividad de los estados, se fomentan también entidades supranacionales como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la Organización Mundial del Comercio, en donde la participación aislada de un país pequeño y pobre es muy precaria. O se somete a un tutelaje, o se adhiere a una entidad supranacional de corte continental.
Es la etapa de la globalización, de la comunicación en tiempo real, de la gradual eliminación de fronteras financieras y económicas. Excepto para los países desarrollados, la fuerza de un gobernante de un país pobre, es igualmente pobre en su relación con la economía mundial. La representatividad está trasladándose a las empresas transnacionales.
Nacionalismo y centralización
Pero el nacionalismo también deja su impronta en el propio país, según el nivel de centralización con el cual se maneje su gobierno. Sometido el concepto de raza a uno superior de etnia (que privilegia los aspectos culturales), los diferentes grupos étnicos difícilmente se verán fielmente representados por un único gobernante sentado en la capital del país. ¿Quién representa a las poblaciones quechua o aymara?
De lo local-regional-nacional y global
Y cuando el espacio se fracciona por razones geográficas e insuficiencia de vías, las localidades deben reclamar el derecho a tomar decisiones sobre su futuro, aprovechando los beneficios de la globalización y del desarrollo tecnológico. Los ejes de ese desarrollo son: la capacitación, la innovación y las comunicaciones.
Las localidades utilizan esos ejes para integrarse en espacios mayores, regionales. Éstos a su vez, en nacionales.
No es posible pensar en un desarrollo nacional equitativo sin privilegiar el desarrollo de las localidades del país. De otra manera, se reproducen los efectos de la globalización: la mayor concentración de la riqueza.
Lima, enero del 2006.

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